MMT. Alberto Faz-Mendoza
La pandemia de COVID-19 cambió a la fuerza laboral para siempre. La pérdida de millones de empleos, con un impacto desproporcionado hacia los grupos vulnerables como las mujeres, los jóvenes, y los trabajadores informales fue uno de los
efectos más palpables.
Un nuevo segmento de fuerza laboral ha surgido y puede ser productivo donde sea. Entre el 30 y 40 por ciento de la fuerza laboral en las economías avanzadas puede operar en un entorno híbrido, donde una parte del trabajo se realiza en el
sitio y la otra parte de forma remota.
En esta ocasión comentaremos sobre cómo la pandemia ha cambiado al sector laboral y la manera en que las organizaciones deberán ajustar su estrategia de desarrollo de talento humano para asegurar la competitividad.
En la actualidad existe una necesidad apremiante de que las empresas y los propios empleados inviertan en la creación interna de nuevos conjuntos de habilidades.
La idea de que un título técnico o universitario, junto con alguna capacitación informal en el trabajo, proporcionará a una persona las habilidades que necesita para toda una vida de empleo se ha vuelto obsoleta.
Para seguir siendo relevantes en un mercado laboral en donde la tecnología comienza a prevalecer, los trabajadores deben desarrollar continuamente sus capacidades, al igual que, para prosperar en una economía incierta, los empleadores necesitan
un suministro constante de trabajadores capacitados, productivos y con múltiples habilidades.
En México existe desde hace 26 años el Consejo de Normalización y Certificación de la Competencia Laboral (CONOCER), que certifica con base en estándares de competencia a las personas que así lo demuestren mediante evidencia, capacitación, alineación y evaluación en dichos estándares. El CONOCER ha expedido a la fecha poco más de 2.6 millones de certificados y cuenta con más de 1,600 estándares de competencia registrados.
Las brechas entre habilidades desarrolladas, competencias laborales y oportunidades de empleo o movilidad social tienen en estas herramientas la posibilidad de acortarse consiguiendo con ello mejoras en las condiciones laborales y en la equidad
ocupacional.
Desde hace algunos años el INSEAD, Accenture y el Portulans Institute publican el Índice de Competitividad del Talento Global (GTCI), el más reciente, entregado en 2021 se enfocó a la competitividad del talento humano en tiempos de COVID.
Entre otros resultados, el estudio indica que el Producto Interno Bruto per cápita está altamente correlacionado con el GTCI y coloca a países desarrollados y con un alto ingreso per cápita en el top 10 del ranking de 134 economías evaluadas.
Europa continúa dominando el ranking del GTCI con 17 países en el top 25. Suiza, Singapur y los Estados Unidos han ocupado los primeros tres lugares en los últimos 6 años.
La realidad a la que se enfrenta la fuerza laboral luego de casi tres años de pandemia obliga a desaprender y regresar a los entrenamientos. Atestiguamos una reorganización y modernización de las funciones laborales en todos los niveles.
Hay una necesidad de volver a capacitarse e involucra a todas las industrias, roles y regiones geográficas.